Fue una visita relámpago, en gran parte por los relámpagos que iluminaban una parte de mi cerebro que solamente la retina sabia donde quedaba. Yo trato de no meterme demasiado en lo que mi macula y retina hacen rodeadas del humor vítreo que como que no estaba de buenas.
Lo cierto es que después de demasiadas semanas de reposo, innumerables gotas, rayos láser, crioterapia, esponjas de silicona, bandas esclerales y vaya Usted a saber que otros detalles de una tremenda cirugía en mi ojo izquierdo, (que quiso emular a su vecino y le dio tambien a su retina por desprenderse poco a poco pero indeteniblemente), los restos de visión que quedaron alli, se fueron oscureciendo, como cuando ya la noche se instala en nuestro atardecer, y me dijeron que bueno, que ya no había nada mas que hacer, la visión no iba a regresar, así que a asumir esa perdida definitiva y ya!
No quiero hacer el cuento largo y tedioso como casi todos los cuentos de dolencias, pero gracias a un querido amigo venezolano a quien consultamos por teléfono, llegamos a un especialista en Buenos Aires, quien me atendio a la siguiente tarde, vuelo de Aerolíneas Argentinas de por medio, y decidió operarme el 20 de diciembre, justo antes del fin del mundo. Misma operacion del ojo derecho en Caracas, minus el espantoso reposo cabeza abajo.
Cirujano, equipo, centro medico y ambiente excelentes y ultra cariñoso. Algo muy necesario para el estado de derrota con el que entre...Para quien desee saberlo, esta nueva cirugía, puso en su lugar a la retina y a la macula escapista y el aceite de silicon se asegurara de que todo siga de esa manera. Dos evaluaciones posteriores así lo atestiguan. Despues de tanto traqueteo la vision pasa a ser algo secundario y en seis meses ya se vera! (eso espero al menos)
Pero, aunque uno no vea bien, tiene que alimentarse, asi que no hubo desperdicio en ese aspecto!
El dia que llegamos antes de tener la primera consulta almorzamos un par de empanadas criollas a la sombra de un árbol, en un parque justo frente al consultorio. No era caso perder tan importante cita por estar dandonos de exquisitos en ese momento.
El hotel escogido, Etoile, en todo el frente del magnifico cementerio de La Recoleta, quedaba a pocas cuadras del consultorio y muy cerca de varios y excelentes restaurantes, como ya se vera. Muy buena atencion del front desk, habitacion grande, bonita y comoda. Muy recomendable.
Esa noche, para celebrar la esperanza, Manuel reservo mesa en Chez Nous, en el Hotel Algodon, y como quisimos probar casi todo el menu, el Chef accedió gentilmente a porcionar tanto los entremeses como los platos fuertes, asi que nuestra cena consistió en langostinos, huevo de campo, cordero y pecho de pato, perfectamente preparados y mejor acompanados. Nada de postre por favor y si una esplendida botella de Reserva Malbec 2009 de la finca Algodón Wine Estates, expertamente sugerida por la Maitre D' quien nos guio toda la noche con un dulcísimo acento español. Una cena excelente que cubrió la angustia con una colcha exquisita!
Al dia siguiente y en ayunas nos fuimos a la clinica donde se haría la cirugía, y el chofer del remisse hizo del viaje de casi una hora una verdadera delicia haciendonos reir haste de la politica!. Horas después ya en el hotel y con mi ojo castigado nuevamente, almorzamos comidita china de un restaurante cercano al que Manuel fue y pidio para llevar. Rico todo, dentro de un poco de neblina recuerdo langostinos y crujientes lumpias. Para cenar, otra vez take out, pero esta vez comida armenia que recuerdo un poco mejor, ricos tabaquitos de hoja de parra, labne muy cremoso, queso de cabra, kibbe frito y pan recién hecho.
Al dia siguiente y como habia amanecido mundo a pesar de las predicciones, nos atrevimos a correr suerte y salir a almorzar muy cerca, al restaurante Jose Luis, especializado en cocina española y de mar, donde disfrutamos de una espectacular Parrilla de pescados y mariscos con una botella de Merlot Luigi Bosca.
En la tarde, aun no se habia acabado el mundo y el doctor me retiro el parche felicitandose merecidamente por una operación muy exitosa y de 10 puntos! Podia irme ya y debia regresar en 3 semanas, no solo para probar otros restaurantes sino para hacerle un seguimiento al asunto. Nos fuimos a celebrar al restaurante del Club de Arquitectos, todo esto en Recoleta igualmente, donde la comida es muy creativa, pero en algunos casos poco balanceada en los sabores. Por ejemplo, yo pedi una tarta crujiente de queso de cabra con tope de rebanaditas de calabacin. La tarta era super rica pero demasiado, DEMASIADO calabacín, el delicioso magret de pato estaba en fetas un poco gruesas lo que dificultaba su corte. Pero por otra parte ahi probe un excelente postre, trozos de pina fresca en un ligerísimo almibar perfumado de salvia al lado de un sublime mousse cremoso y semi helado.
Bueno, total que poquitos dias antes de mi cumpleaños nos fuimos otra vez a BAS, ahora por bus y rio/mar en un agradable viaje por Buquebus desde Colonia y de nuevo me alegraron con el visto bueno de mi ojo animandonos a continuar con la celebración. Había un temita con la presión ocular que se corrigió con unas gotas. Ahora debo volver a principios de marzo. Que tal? nada mal estos viajecitos a Buenos Aires, eh?
En esta segunda oportunidad llegamos a mediodía y almorzamos de nuevo en Jose Luis, yo una decena de riquísimos langostinos sencillamente a la plancha y Manuel un delicioso filete de Chernia. El implacable verano lo mantuvimos a raya con una botella de Chandon Brut Nature. Lamentablemente no aconsejo la natilla catalana para nada.
Para cenar, y despues de que nos rebotaran de Pecora Nera por no tener reservacion, fuimos al Restaurante del Hotel Club Frances, hermosisimo edificio de los que me ponen a sonar, full marmol, hierro, molduras, cuadros, techos altisimos... Imagino que las habitaciones deben ser esplendorosas. El menu es bastante reducido y falto de brillo, pero de nuevo el postre salvo con creces la cena. En este caso fue un chaud frois de coco y la pina que amo, con helado de nueces varias y sambayon crujiente. Delicioso!
Entonces, el jueves que nos regresabamos en la tarde a Montevideo y reservacion adelante almorzamos en Pecora Nera una deliciosa ensalada de rucula, bocconcini, almendras tostadas y crocante de mollejas, abadejo al horno estilo mediterraneo y risotto de ossobucco. Esto con un Trumpeter Merlot para hacer coincidir lo rotundo del risotto con el perfume del abadejo. No postre por hoy.
Pasamos gran parte de la tarde en un banco sombreado frente al Cementerio y Manuel hasta durmio unos minutos mientras yo le acariciaba el cabello sobre mis piernas y arrullados con la melodia de "Agua fria" de un vendedor ambulante.