Al
principio me senti un poco confundida, pues no veia la clasica
arquitectura Shikumen, donde esta el color rojo y negro? donde los
dragones? el jade? la seda y las perlas? los templos, los peces
carpas? Shanghai se me presentaba como una ciudad modernisima,
occidental y capitalista. Las agencias Maseratti y Lamborghini compiten una al lado de la otra. Los Mercedes, Jaguar, Rolls Royce tocan sus cornetas al unisono en las transitadas calles. Si no fuera por las personas y los
letreros en chino (y en ingles) podia estar en cualquier parte.
Asi,
que buscando llegamos a Yu Yuen (Jardin Yu) donde nos dimos banquete
visual. Finalmente todo estaba alli.
Tomamos el brunch en un inmenso restaurante de self service con larguisimas estaciones. Postres, ensaladas, cangrejos peludos y xiaolongbao que es un pan chino relleno de caldo y de cerdo o cangrejo clásico en Shanghai y se come clavando un pitillo, dumplings al vapor, a la plancha o fritos con diversos rellenos, pescados enteros, pechugas y piernas de pollo (tambien las paticas…), fideos, arroces, vegetales…Es difícil la selección, llevas tu bandeja y vas poniendo lo que te tienta. Al final la cajera saca la cuenta, pagas y te vas a tu mesa. Aparentemente en los momentos en que Shanghai estaba dividida en varias concesiones, esta area de Yu Yuen era exclusivamente china y los edificios han sido acondicionados pero son los auténticos. Vimos artistas que pintan con el dorso de la mano, ventas de papagayos y de juguetes motorizados que volaban por los aires dando vueltas; varias joyerías con piedras preciosas y semi con precios insólitos, sederías, ropa, calzados, los clásicos souvenirs, varias tiendas de te con gran variedad y que puedes degustar en una pequena ceremonia sentados a una mesa muy particular, parecida a una gran bandeja, hecha de barro al igual que la tetera, que deja escurrir el hirviente agua y al final va tomando los aromas de jazmin y te. El ambiente es increíble, a pesar de la gran cantidad de personas, nunca me senti preocupada por nuestra seguridad. En verdad, en todo el viaje jamas tuve esa sensación, ni siquiera paseando en la noche. De hecho nos sentimos como unos emperadores.
También queríamos visitar un templo y fuimos al del Buda de Jade. Hermoso, tranquilo, full de incienso, devotos y cintas rojas, abrumador en la cantidad de diversas estatuas. Al fondo del templo hay un pequeno estanque con carpas o Koi, esos sinvergüenzas peces color naranja, amarillo y blanco que sacan la cabeza del agua para comer. Bueno, allí venden un saquito de comida especial para alimentarlos y aumentar nuestra suerte. En un ataque de pichirreria no quise comprarlo (a costa de ser mas sortaria…) pero si fuimos testigos de una señora que a estas alturas debe haberse ganado un premio gordo y verán el porque en la fotografia. Se dejaron acariciar como cachorritos!!!!
Tomamos en otra oportunidad el tren Maglev, o Magnetic Levitation train que viaja a una velocidad de hasta 400 km/h desde el aeropuerto hasta una estación del metro y de vuelta nuevamente. 30 kilómetros que pasan ante tus ojos en solo 7 minutos en un extraordinariamente cómodo tren. Al principio me sentí aterrorizada ante la perspectiva de llegar a una estación principal de metro entre miles de personas sabiendo tan solo a donde queríamos ir. Afortunadamente eso fue suficiente, seguimos al rio humano y llegamos a una especie de ATM con pantallas táctiles que también estaban en ingles, tipo "usted esta aquí" y "Hacia donde se dirige", cuantas personas? tantos yuenes y listo! Todo en una sola maquina que hasta el vuelto te da.
También viajamos a Ningbo, una ciudad costera, en un tren regular. La estación de Shanghai es enorme, inmaculada, amigable, desayunamos en Mac Donalds y puntualmente nuestro tren salió a dejarnos 2 horas mas tarde en la estación donde nos esperaba Victor para llevarnos a traves de bosques y lagos a Yuxi, un pequeño pueblo entre montañas donde visitaríamos una planta metalúrgica. Nos invito a almorzar a un restaurante, en el pueblo de los Elefantes donde escogías directamente de los cajones el tipo de pescado que deseabas. Ademas nos trajeron bamboo shots, un vegetal parecido al brocoli, deliciosos tallos de arroz y el primer tofu que me he comido con gusto. Luego una sustanciosa sopa con un cangrejo entero y sorprendentes rebanadas de papa y tomate. A diferencia de Shanghai donde la mayoría de los platillos tienden a ser elaborados y a tener un toque dulce, este almuerzo estaba mas del lado saladito y sencillo.
Horas mas tarde, regreso en auto, tren y taxi y llegamos molidos a nuestro hotel. Yo creo que llegamos mas cansados que después del viaje en avión desde LA.
Por cierto, descubrí el remedio contra el jet-lag. Hay que tratarlo con frio desprecio y ni siquiera mencionarlo. En este viaje cambiamos de franja horaria varias veces, de Montevideo a Miami, de allí a Los Angeles, de LA a Shanghai, de alli vuelta a LA y luego de varias horas de espera hacia Houston y luego Miami y Montevideo de nuevo. Recuerdo que salimos de Shanghai el jueves a las 7 de la noche y llegamos a Los Angeles el mismo jueves a las 5 de la tarde. Entonces, tomar 1 tableta de melatonina todas las noches desde una semana antes hasta que se llegue a casita de nuevo. Tratar de dormir lo mas posible en el avion, aunque no corresponda. Al llegar a destino, y por muy cansado o despierto que se este, amoldarse inmediatamente al horario vigente. Nada de "para mi ya es de noche" o debería estar cenando, no acabada de levantar. Adaptarse es el nombre del juego y punto!
Caminando desde nuestro hotel, caminamos muchísimo en este viaje, en dirección a Nanjing, llegamos a la gigante Plaza del Pueblo y al Museo de Arte Contemporaneo, tan disfrutable y con obras tan valiosas como las de cualquier museo de Europa. La entrada es gratuita y el ambiente muy fresco y bello.
Seguimos por Nanjing y compramos en la calle unos trozos de una fruta gigante llamada Bonomi, que parece un gran cabello de angel y sabe a chicle de banana. La apestosa Durian la vimos en los supermercados y puestos de frutas, y realmente huelo espantosamente mal, una combinación de cloacas secas con espantos diversos. Manuel se atrevió a probar un pastelito de hojaldre relleno de una cierta mermelada de la fruta. El problema es el olor, de sabor no es muy extraordinario, pero apenas te llega el hilito blanco, como de las comiquitas que veia de niña, pierde el escaso encanto que tenia.