Pero, ahora nos ocupa también la madre, por aquello de que es el día seleccionado para rendir tributo, y como siempre, necesitas estar en los zapatos del tributador, para saber quien es la recipiente de su tributo...
Todo depende de en cual etapa de la vida te encuentres. Empecemos desde el comienzo, como debe ser. Cuando eres una semillita germinada en el vientre de tu mamá y además eres una persona muy afortunada, tienes a la otra mitad responsable de tus genes decidiendo por tí y señalando tan especial día. La mamá, por otra parte, no está muy segura de si debe celebrar o nó todavía. La celebración involuntaria continúa por algunos años, influenciada por los colegios y la publicidad, hasta que llega a un plano en que se hace voluntaria.
Y, obviamente no estoy tratando de "cosas", que puede adquirir el que puede, siendo redundantes, sino ya de un sentimiento de reconocimiento, a veces teñido de adolescencia en el porqué, si yo no pedí nacer?, porque si somos sinceros, hablando desde el otro lado ahora, el Nro. 2, el de Madre, (porque el Nro. 1 siempre será el hijo) no es sencillo serlo. En la mayoría de las vidas, se deja de ser mujer para convertirse en el creador de otro lo cual es definitivo! y aunque no nos lo hayan solicitado, muchas veces es por lo menos, extenuante, y lo peor de todo es que no cesa con los años, por el contrario aumentan los motivos de preocupación, ansiedad decimos ahora, mi abuelita María Luisa diría mortificación, porque "por manos de tentación" son tantas las cosas malas que acechan a nuestros retoños...Es cuestión de atesorar y defender en la memoria los escasos instantes de tranquilidad, alegría sencilla y simple, desbordante orgullo, y los incontables momentos de pura y pecaminosa felicidad.
Y así sigue la vida, se celebra la maternidad de la progenitora y la propia, sucede que ciertas veces se preferencia una sobre la otra, cuestión de etapas unas mas egoístas que otras, pero también, las múltiples madres acompañantes desde siempre, alguna abuela, una tía, una hermana, una extraña,la suegra, el aire que despliega nuestros pulmones, el paisaje que nos maravilla, algún animal que brindó consuelo y calidez, y la inmensidad de hijos que acumulamos en nuestras vidas también, aparte de los humanos gestados a nó, nuestro compañero de vida, nietos, sobrinos, vecinos, hermanos, nuestros cachorros, nuestras plantas, nuestros dibujos, escritos y proyectos.
Las distintas madres y las distintas hijas que somos a través de la vida, gestante, de un bebé, de un niñito, de una hembrita, de un hombre, una adolescente, de una mujer igual a ti...La pachamama lo sabe: niña, mujer, abuela, cada una en su puesto y cada una con su papel y su especial sabiduría.
Todo aquello que eventualmente necesitó de nuestro aliento y protección y a quienes brindamos o facilitamos vida, y por la otra parte la Inmensidad que nos da vida, aliento y protección; especialmente a quién nos gestó, nos parió y de quien recibimos el nutriente esencial y primigenio.
Si rebuscamos bien adentro, encontraremos cientos de hijos anónimos, así podemos agradecer por las cientos de madres que hemos disfrutado y que seguiremos necesitando.
Siempre será más sencillo decidir entre un gran pasticho, cada quién trae algo estilo contri (afortunados por ser varios), o vamos a un restaurant, un sweater, un collar, perfume o el infalible osterizer.
De cualquier forma, afortunadamente todo está siempre en el corazón y la pachamama sabiamente lo sabe.
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